Con el nombre Al-Ándalus, se denominan a los territorios europeos bajo dominio musulmán en un amplio período histórico que va desde la caída del reino visigodo hasta la rendición de Granada a los Reyes Católicos en 1492, período que duró más de 700 años. Dado que el sur de España es la tierra que más tiempo permaneció en manos de los musulmanes, es que generalmente se identifica Al-Ándalus con la actual Andalucía, que la comparativa de nombres no deja dudas, como si la tiene el origen del mismo, que diferentes teorías le dan significados muy distintos.

Dentro de esta construción política religiosa que duró siglos, tuvo una importancia central la ciudad de Córdoba. De origen romano, luego visigoda, durante el período musulmán fue capital del Emirato Independiente de Córdoba como así tambien del Califato de Córdoba. En esa época, era una de las ciudades más grandes del mundo conocido, con una población que se calcula superaba los 200.000 habitantes. Según Wikipedia, "la ciudad contaba con una famosa universidad y una biblioteca pública que contenía unos 400.000 volúmenes. Había veintisiete escuelas gratuitas para enseñar a los niños pobres, y el nivel de alfabetización, tanto de los niños como de las niñas, era muy alto. Los jóvenes que pertenecían a la nobleza de los reinos católicos del norte de España recibían su educación en la corte mora, y las mujeres ricas de Francia encargaban en Córdoba sus trajes más elegantes. La ciudad estaba adornada con jardines, cascadas y lagos artificiales, y mediante un acueducto, se suministraba agua dulce en abundancia a las fuentes y los baños públicos, de los que, según un cronista musulmán, había setecientos."
Con todo estos antecedentes, muy entusiasmados hacia allí nos dirigimos desde Sevilla viajando temprano en el tren AVE que hacía el trayecto Sevilla Santa Justa - Barcelona Sants, siendo su primera parada Córdoba. El viaje toma unos 40 minutos para cubrir unos 140 kilómetros. Tanto las estaciones Santa Justa en Sevilla como la de Córdoba son modernas y funcionales. Como argentinos bastante envidia sentimos por esto. Comodidad, velocidad, puntualidad, eficiencia. A esa hora conseguimos tickets a un valor excelente, alrededor de 12 euros cada uno por tramo. Desde la estación de trenes de Córdoba se alcanza el centro histórico luego de una breve caminata. Ingresamos a la misma por la puerta de Almodóvar, que atraviesa viejas murallas muy bien conservadas, desembocando en la Calle de los Judíos. Es una de las tres únicas puertas que se conservan. Por calles estrechas, bellas, muy bien mantenidas, con casas pintadas de blanco adornadas con coloridas macetas y vistosas plantas y flores, nos dirigimos directamente hacia la Mezquita-Catedral de Córdoba, para la cual teníamos entradas para las 11:30 hs.

Esta monumental obra se encuentra entre las 5 atracciones más visitadas de España. Como su nombre lo indica, era una monumental mezquita (la más grande del mundo luego de La Meca) construida sobre un templo cristiano preexistente (posiblemente visigodo), a la cual luego de la conquista cristiana se le incorporó en el centro de la misma una capilla mayor cruciforme, respetando todo lo que rodea a la misma y dando al conjunto arquitectónico una belleza impactante y contrastante. Por un lado, una iglesia hermosa, con ventanas estratégicamente dispuestas para el ingreso de la luz solar. Por otro lado, sumidas en la penumbra, los arcos típicamente árabes con sus característicos colores rojos y blancos.
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El mihrab |
Rodeando todo, capillas cristianas, restos de la primitiva iglesia visigoda e incluso se ha respetado un mihrab, que era el lugar que indicaba la dirección del rezo musulmán. La audioguía provista por el complejo es muy buena. Por fuera de esta impresionante estructura, se encuentra el Patio de los Naranjos. Su muro sur, que comunica al patio con el interior del templo, está formado por 17 arcos de herradura. Estos arcos se encontraban originariamente abiertos, haciendo de la sala de oración un espacio abierto. Hoy en día solo uno de ellos, la puerta de las Palmas, comunica con el patio. Todos los arcos al este de la puerta fueron tapiados tras la conquista cristiana para alojar en ellos múltiples capillas que nombramos ya en este relato.
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Puente Romano |
Dejamos la Catedral por la salida que desemboca en la calle Torrijos y nos dirigimos hacia el río Guadalquivir, que se encuentra a pocos metros. Atravesamos la Puerta del Puente, que formó parte de una antigua defensa de la ciudad y cruzamos el puente romano de Córdoba, cuya construcción original fue en el siglo 1 antes de Cristo. Sobrecogedor. Fuimos hasta la otra orilla del río Guadalquivir (el mismo que atraviesa Sevilla) y regresamos por el mismo puente rumbo al Alcázar de los Reyes Cristianos. Como corresponde a su nombre, era la residencia oficial de los Reyes en Córdoba. El complejo es bastante rústico e intrincado, pero uno puede imaginar a esos famosos Reyes Católicos caminando por esos ambientes con paredes de piedras poco trabajadas y poco ornamentadas, con escaleras angostas por doquier.
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Jardines del Alcázar |
La parte más impactante son los jardines, con estanques y fuentes. Otro dato de color es que en dicho Alcázar se desarrollaron las conversaciones con Cristóbal Colón y sus preparativos del primer viaje a América. Este acontecimiento tuvo su primer episodio en el Alcázar, donde Colón se reúne con los Reyes Católicos y les pide financiación para su iniciativa, la cual era inicialmente abrir una nueva ruta hacia las Indias. Al final de los jardines nombrados anterioremente, se encuentra un impactante conjunto escultórico que representa el encuentro del navegante con los Reyes Católicos y está compuesto por tres figuras de cuerpo entero en piedra sobre un pedestal dispuestos los Reyes Católicos frente a Cristóbal Colón. Adyacente al Alcázar se encuentran las caballerizas reales, construcción de 1570, que se pueden observar desde las partes más altas del Alcázar pero que no llegamos a visitar.
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Sinagoga |
Luego de una larga caminata en busca de un lugar para almorzar, volvimos a la Judería para visitar la antigua sinagoga. Muy renombrada, nos costó ubicarla y su visita obviamente tiene para nosotros un valor histórico importante pero es un poco decepcionante, ya que es una construcción cúbica pequeña, donde hay que imaginarse casi todo. Antes de llegar a la misma, atravesamos la plaza de Juda Levi y nos encontramos con el monumento a Maimónides (nacido en Córdoba en 1135 en tiempos del imperio Almorávide). Para no olvidar en que barrio estábamos.
Luego de esta visita comenzó nuestra búsqueda de los famosos patios cordobeses. No son ni más ni menos que patios de residencias privadas, que compiten año a año entre sí. Algunos permiten el ingreso libre y solicitan una colaboración, otros establecen un módico valor de ingreso. Visitamos varios, todos distintos en la arquitectura, la flora, los colores. Cada uno inimitable. El Festival de los Patios cordobeses es organizado por al ayuntamiento año tras año desde 1921 en el mes de mayo.
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Patios cordobeses |
Recorrimos la parte histórica más céntrica en busca de algunos souvenires y de lugares hermosos para fotografiar y volvimos a salir de la zona histórica por la misma puerta de Almodovar, para tomar bajo la misma una cerveza reparadora en el café Séneca, junto a algunas especialidades de la pastelería local.
El retorno también en el AVE, en otra formación cuyo origen era Barcelona Sants y su destino final era Sevilla Santa Justa. Puntualidad envidiada por nosotros.
Ya en el taxi rumbo a nuestro hotel (y a nuestra cena), mientras atrravesábamos el centro antiguo sevillano, reparamos en que un solo día fue poco para recorrer la fabulosa capital de Al-Ándalus.
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