Alsa, Rede Expressos y su particular alianza. Buses entre España y Portugal

Las empresas Alsa (española) y Rede Expressos (Portugal) tiene una alianza de código compartido (digamos) para los viajes internaciones en autobuses entre ambos países. Quizás intentando acaparar el mercado, cosa que no pudieron hacer por la aparición de empresas como Flixbus. La comunicación de este tipo entre ambos países es clave, porque desde la pandemia, el servicio nocturno que unía Lisboa con Madrid se discontinuó y nunca más volvió a correr dicho tren. En estos momentos se discute en la península ibérica el uso de trenes de alta velocidad para unir a ambos países, proyecto ambicioso y que no se resolverá rápidamente.

Nosotros necesitábamos unir Sevilla con Lisboa y luego Lisboa con Madrid. Había varias alternativas pero finalmente los horarios y las terminales de llegada de Alsa-Rede Expressos eran más convenientes y compramos esos boletos. Los precios no mostraban grandes diferencias con sus competencias. Adquirimos los boletos unos 45 días antes del viaje.

Ahora bien, ambos viajes fueron muy diferentes, Les queremos contar algunas cosas para tener en cuenta.


La terminal de autobuses Plaza de Armas en Sevilla es correcta (y quedaba a 4 cuadras de nuestro hotel). Costó un poco ubicar la dársena de salida (había un papelito manuscrito con la información sobre el vidrio de la oficina de informes) pero rápidamente nos ubicamos en la dársena esperando el servicio de las 8:00 hs. Llegó 7:50 hs (AM) un autobus con logos de ambas empresas. El chófer, un regordete español, comenzó a los gritos. Que cada uno debía guardar su equipaje, que no se podían llevar mochilas con uno (había que despacharlas en el compartimiento inferior con las valijas), que arriba no se podía comer por eso las mochilas iban abajo (?), etc. Todo con unos modales que dejaban que desear. Alguna protesta de mi esposa lo dejó pensativo pero mucho más no hizo. Luego, indicó que el baño a bordo tenía un costo de 1 euro (o sea, sin monedas te orinabas encima). Por suerte ese dato lo sabíamos de antemano.

El autobus era de ALSA, el sistema de entretenimiento de abordo no funcionaba, tenía WiFi pero no te avisaban, pero Manolito (así lo apodamos rápidamente) nos llevaba por las rutas andaluzas al ritmo de David Bisbal y otros. Antes de arrancar nos avisó que ibamos a parar a desayunar en Almodovar (supusimos que era Portugal y así fue). Luego de un poco más de una hora de viaje, el chofer (que iba solo, recuerden) ingresó a la ciudad portuguesa de Faro, en un viaje que supuestamente era directo. Solo bajó una pareja, y perdimos bastante tiempo. Al rato, paró en Almodovar, en una estación de servicio sobre la ruta, donde aprovechó para llevarse su emparedado gratis. Volvimos a la ruta luego de media hora, intercambiamos un comentario en buen tono antes de arrancar y llegamos a Lisboa a tiempo. Allí, de repente paró, vimos lo que parecía una calle común (nada de dársena o algo similar) y nos gritó "pues tienen que bajar, aquí termina el viaje...". Nos abrió las puertas inferiores y cada uno se bajó las valijas. Le pregunté, ya de masoquista, en que autobuses se viajaba a Madrid, y me dijo que seguramente en uno portugués de doble piso. (Me sorprendió ese dato porque nunca había visto uno de esos en Europa y los suponía prohibidos).


A los 4 dias volvimos a esa estación, la impresentable Estación Oriente de Lisboa. Como les dijimos, no tienen dársenas a pesar del modernismo de la construcción. Las veredas son simil adoquín como en las calles de Lisboa, un atentado para las valijas con rueditas. Para bajar el cordón, no existían las bajadas con declive. La estación es sucia, áspera, los baños deplorables, en el subsuelo viven decenas de homeless y hay pocos bares. Al que fuimos, cerró a las 22:00 hs y tuvimos que arrastrar nuestras valijas hasta esa calle interna, que a esa hora estaba media deshabitada, solo ocupada por los que viajarían en el mismo autobus que nosotros.

22:30 apareció un impecable autobus de dos pisos, con dos choferes portugueses muy amables e impecablemente vestidos, que guardaron ellos mismos las valijas en el autobus (teniendo en cuenta que el mismo tenía dos destinos, las separaban en consecuencia) y una vez que arrancó con unos minutos de atraso, en dos idiomas explicaron donde pararían en la ruta (Mérida), que en la parte baja había un baño (el cual NO necesitaba monedas) y demás informaciones. Nada de mochilas abajo ni de no comer a bordo. 

Llegamos a Madrid algunos minutos adelantados y, al descender, ya habían bajado todas nuestras valijas. La Estación Sur de Madrid se mostraba mucho más amigable que su par portuguesa, así como de manera inversa, el autobus portugués era un auténtico servicio de nivel internacional, en tanto su similar español dejaba mucho que desear. Nos fuimos a desayunar a un bar hermoso, fuimos a unos baños impecables y mediante el metro nos dirigimos al centro a pasar nuestro último día en Madrid.



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