sábado, 14 de mayo de 2022

Visitando la Docta. Fin de semana en Córdoba y alrededores

Luego de un poco más de dos años, por razones archi conocidas, volvimos a volar. 

Teníamos algún tipo de temor por alguna inesperada medida COVID en Aeroparque, dadas la discrecionalidad criolla y a que la información brindada por Aerolíneas Argentinas era algo ambigua, pero finalmente todo fue igual a las épocas pre pandémicas salvo por el uso obligatorio de barbijos, tanto en la terminal aérea como en el avión. Incluso se ofreció un servicios de bebidas a bordo, algo que la información brindada por la aerolínea antes del viaje indicaba que dicho servicio no se brindaba en vuelos tan cortos como este a Córdoba. Nuevamente, las contradicciones COVID. Todos con barbijo hasta que llegó el cafecito, momento en el cual todos, casi felizmente, compartimos nuestros aerosoles por todo el Embraer. Excelente atención de las tripulantes de cabina, para destacar. Y puntualidad anglosajona en el viaje.

Córdoba nos recibió con mucha gente por sus calles, impregnadas las mismas con olores a café y a panes recién horneados. Nos hizo acordar a nuestros viajes por Europa, cuando al despuntar el día ya salíamos a recorrer y percibíamos esos mismos olores. Hermoso Deja Vu. Recorrimos abarrotados Mercados Sur y Norte y zonas aledañas hasta cerca del mediodía. Rápidamente salimos de las mismas tras compras de rigor y enfilamos hacia el área histórica de la Docta. El clima templado acompañaba y el pueblo cordobés disfrutaba de compras y paseos matinales.

Ahí las primeras decepciones. Tanto la cripta jesuítica (https://www.lavoz.com.ar/espacio-de-marca/cripta-jesuitica-un-tesoro-escondido-en-plena-ciudad-de-cordoba/) como el Cabildo de Córdoba https://www.facebook.com/museodelaciudadcordoba/se encontraban insólitamente cerrados. Solo se encuentran abiertos de lunes a viernes. Aunque algunos de nosotros ya los conocíamos, quedaron para una nueva visita en el futuro. Lamentamos fundamentalmente la visita a la cripta. Construida en el siglo XVIII, la misma terminó enterrada y olvidada durante muchos años, hasta que fue redescubierta por casualidad, en una obra para la instalación de cables telefónicos, en 1989. Encantada por el tesoro recién descubierto, la ciudad restauró el lugar y lo transformó en una especie de centro cultural, que recibe exposiciones y presentaciones artísticas.

Sin embargo nuestra curiosidad pudo más y pudimos ingresar al Cabildo por la puerta lateral que da al Pasaje Santa Catalina, ya que se estaba desarrollando una excelente exposición de dos talentosos pintores cordobeses y nos invitaron a pasar (ahí verificamos que el acceso al subsuelo del Cabildo estaba cerrado). La misma se llama "Córdoba y los cordobeses". (https://lmdiario.com.ar/contenido/343177/este-viernes-inaugura-la-muestra-cordoba-y-los-cordobeses-en-el-cabildo). Los pueden encontrar en el Instagram @jl3.100.

Siguiendo el recorrido, nos topamos con la magnífica Manzana Jesuítica y la iglesia de los Jesuitas, la Iglesia Compañía de Jesús, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO 2000. Imponente, antigua, medieval, los adjetivos se enciman para describirla. Su pórtico de madera asombra. Los muros sin cobertura permiten ver un conjunto de huecos dispuestos sobre el frente de la iglesia, cuya función es aún hoy motivo de debate entre expertos, algunos de los cuales insisten en que la construcción está inconclusa. Algunas palomas traviesas se adueñaron de los huecos del frente. La capilla es actualmente administrada por la Orden y se la conoce también como Iglesia de San Ignacio. Toda la zona merece una lenta y exhaustiva recorrida. Iglesias, monasterios y antiguos colegios dominan la escena, que muestran la huella de la conquista española.


Esta nueva visita a Córdoba nos permitió recorrer una parte de la ciudad que no conocíamos en detalle, los barrios de Nueva Córdoba y Güemes. Tomando como referencia al shopping Patio Olmos (más de lo mismo), todo lo descrito anteriormente se ubica al norte de dicho lugar, en cambio estos barrios se encuentran al sur del Patio Olmos. Al cruzar el Boulevard San Juan, el panorama cambia repentinamente. Si el norte, histórico y religioso, nos mostró al cordobés de clase media-baja y a barrios muy parecidos al Once de Buenos Aires, el sur nos hizo topar con el cordobés de clase media-alta, la juventud universitaria y lo que hoy llaman las diversidades. Estábamos en la Recoleta.


La avenida Hipólito Irigoyen nos hizo topar con los primeros bares cerveceros y restaurantes de categoría, hasta llegar a un lugar novedoso y atractivo. Se trata del Paseo del Buen Pastor, un complejo para eventos de arte y cultura, en lo que fue anteriormente capilla, monasterio y cárcel de mujeres. En el complejo hay dos estatuas de los conocidos cantantes locales de cuartero la Mona Jiménez y Rodrigo Bueno. Nuevamente bares y lujosos comercios dominan la escena en ambiente terrenal, mientras sobre la escena del Paseo emerge la estructura de la imponente Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, conocida como la iglesia de los capuchinos, excepcional muestra de arquitectura neogótica con delicadas columnas talladas, recientemente restaurada, lo que permite apreciar un paraíso de colores tanto por fuera como por dentro.

 


Desde ahí y caminando en dirección al arroyo La Cañada, nos topamos con el barrio Güemes, de importancia gastronómica y cultural. Visitamos la feria artesanal conocida como el Paseo de las Artes o Paseo de las Pulgas, que se extiende por varias cuadras al lado de La Cañada. La feria, que se desarrolla desde hace más de 30 años, ha permitido el surgimiento de una variada propuesta gastronómica, cultural y comercial que la rodea por completo y complementa su oferta. Aquí por primera vez vimos a muchos extranjeros recorriendo la zona. Los precios de la feria son accesibles y la oferta muy variada y atractiva. Desde artesanías hasta antigüedades, pasando por libros y productos regionales.




Finalizamos nuestro recorrido visitando la ciudad de Villa Carlos Paz. Situada a unos 40 km al oeste de Córdoba Capital y a la vera del Dique San Roque, Carlos Paz ya es la 4ta ciudad en cantidad de habitantes de la provincia y presenta una muy rica oferta turística, comercial y cultural. Accedimos mediante un muy económico ómnibus desde la terminal cordobesa, que luego de un viaje de 1 hora nos depositó en la terminal de Carlos Paz, a pocas cuadras del centro nuevo. 20 años sin visitarla y la ciudad ya no era la misma. Notamos un muy notable crecimiento edilicio y comercial, terminado en una hermosa avenida costanera de 4 km. de longitud, que calculo arrasó con aquel camping donde pasé mis vacaciones en 1985 a orillas del lago San Roque. La costanera tiene una variada oferta gastronómica y mucha gente disfruta de la misma, si el tiempo acompaña. La orilla opuesta a la de la costanera nos deslumbra con edificaciones y mansiones veraniegas que se destacan por su belleza.

Obviamente visitamos el reloj Cucú, ícono de la ciudad,  luego de cruzar un muy moderno puente peatonal, de reciente construcción que conecta el centro nuevo con el centro viejo.


Ya de regreso y como despedida, cenamos en un barcito de Nueva Córdoba, con un incesante pasar de jóvenes y no tan jóvenes, y una clase abierta de tango sobre la plaza Vélez Sarsfield que nos anticipaba el retorno a nuestra ciudad.

Para finalizar, el hotel Amerian Córdoba Park. Con una ubicación excepcional, cerca de todas las atracciones que nombramos, no ofrece un servicio al nivel que la cadena ostenta ni a las 4 estrellas que nos muestra. Esperamos que solo sea una triste consecuencia de la pandemia y no una caída notable en el nivel de servicio. En este viaje lo elegimos por su ubicación en desmedro del Hotel King David al cual solíamos ir con frecuencia. Solo una decepción que no empañó nuestro recuerdo de este intenso fin de semana en la Docta.





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