sábado, 18 de junio de 2011

Paranoia camino a Rochester


El viaje a Rochester, pequeña ciudad de EEUU de unos 100.000 habitantes ubicada en el estado de Minnesota, se presentaba complicado, no por lo largo del trayecto (Ezeiza-Dallas, Dallas-Chicago y Chicago-Rochester) sino por suceder en medio de la pandemia desatada por la gripe “A” allá por mediados de 2009.

Acá en la Argentina la misma era noticia cada minuto en los medios de comunicación. Se agotaban los barbijos, el alcohol en gel. Se suspendían las clases y los besos. Colapsaban las guardias de los hospitales. Confieso que vivía con miedo por mis hijos.

Arribamos con Sergio al aeropuerto Dallas-Fort Worth en Texas, y lo primero que nos sorprendió fue que solo usaban barbijos una pareja de argentinos y otra de orientales, los cuales convengamos que los usan comúnmente, sea por la polución o por alguna pavada. En Chicago el ambiente era similar, parecía que no estaban en medio de un grave problema, como los medios de comunicación sugerían.

Clínica Mayo

Llegamos extenuados  a Rochester luego de un corto vuelo de American Eagle, y lo primero que nos sorprendió era la cantidad de auxiliares con sillas de ruedas que esperaban la llegada de nuestro pequeño avión en la manga del pequeño y ordenado aeropuerto rodeado de plantaciones de maíz.  Claro, en Rochester existe un impresionante complejo de varios edificios perteneciente a la clínica Mayo, la más reconocida entidad médica de todo EEUU. Un amigo, con inevitable mala intención, decía que claramente era un aeropuerto donde arribaba más gente que la que departía.

Aeropuerto de Rochester

El segundo empleador de la ciudad luego de la clínica es IBM, el cual era nuestro anfitrión. En Rochester IBM tiene su más grande instalación contigua en el mundo, en la cual ensamblan los sistemas Power, la cual era uno de los motivos de nuestra visita.

Fábrica IBM en Rochester

En la ciudad nada nos hacía recordar la gripe ‘A’ que conmovía a todo el mundo, con epicentro en México y los mismos EEUU. La TV solo comentaba acerca de una escuela de New York cerrada porque varios alumnos habían contraído la enfermedad. Asimismo, mexicanos que compartían el evento con nosotros, decían que el tema en México DF no era tan grave como se decía.

Skyway
Rochester está considerada como una de las mejores ciudades de todo el país para vivir. Cuenta con un clima desapacible (por suerte durante nuestra visita reinó el buen tiempo) lo cual llevó a la creación de dos sistemas de comunicación peatonal absolutamente novedosos, llamados Skyway y Subway. El primero es un sistema de comunicación elevado y el segundo por debajo de la superficie. Dado lo inclemente del clima la mayor parte del año, estos sistemas de comunicación pedestres comunican amplias áreas del centro de la ciudad, incluyendo accesos para discapacitados. Por ejemplo, del hotel donde nosotros estábamos, abríamos una puerta en uno de los pisos para pasar al edificio contiguo, luego atravesábamos la calle de manera aérea y terminábamos dentro de un centro comercial, sin haber asomado nuestras narices a la calle.

El resto de la ciudad no es muy diferente a otras de EEUU: algún buen Mall (en este caso el Apache Mall), Starbucks, Wal-Mart, Barnes & Noble,  BestBuy, etc, canchas de golf y como algo novedoso, casas fúnebres en un número mayor al promedio entiendo que de cualquier lugar del mundo. Los alrededores de la ciudad mostraban un ambiente rural que a nosotros nos parecía muy familiar.

La clínica Mayo es omnipresente y también las personas que se tratan en la misma que uno puede ver por doquier. Muchos de los comercios tienen que ver con la clínica y las necesidades de sus pacientes. Por instantes, pasear por la ciudad puede ser medio deprimente.

El viaje de regreso, duro como el de ida: Rochester-Chicago, Chicago-Miami y Miami-Ezeiza.

Antes de llegar a Buenos Aires, la tripulación de a bordo nos entregó unos formularios que serían requeridos a nuestro arribo a Ezeiza. Decenas de preguntas relacionadas con la gripe ‘A’, nuestra salud, nuestra ubicación en el avión, etc. A la salida de la manga, dos funcionarios del Ministerio de Salud vestidos con guardapolvos blancos y usando barbijos, los recibían, preguntaban sobre los datos completados y obligaban a completar la información faltante. Volvía la paranoia. Por detrás de estos, desembarcaban los pasajeros de un avión proveniente de la ciudad de…México. Todos con barbijos incluida la tripulación. Cuando había bajado buena parte del pasaje, estos funcionarios reparan en dicho avión y su procedencia y comentaban (“se nos pasó el avión de México…”). Lo que sigue se lo podrán imaginar: rápida y corta carrera para recibir los formularios del otro avión desordenadamente, el scaneo con cámara termográfica por parte del personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria de todos nosotros y entremezclados los pasajeros de ambos aviones, unos con barbijos, los otros sin ellos antes de pasar por migraciones.

Días después pensaba, maliciosamente, en la fogata que habrán hecho en el Ministerio de Salud con todos esos formularios.

domingo, 15 de mayo de 2011

Mitos del Primer Mundo: Bomberos de New York



Visité las Torres Gemelas (digamos el World Trade Center) en abril de 2000. En Metro desde Midtown, emergimos frente a estos dos colosos, que impresionaban nada más que por su altura y, obviamente, por la excepcional vista que brindaban desde su terraza. No tengo otro recuerdo vívido de las Torres, solo el ruido del viento emergiendo por las aberturas de las puertas del ascensor, la arrogancia de su altura y la desnudez de sus líneas.

 Volví al mismo lugar en octubre de 2005, 4 años después que las mismas (al igual que otros edificios del complejo) se derrumbaran luego de lo que se conoce como el atentado a las Torres Gemelas: dos aviones de línea secuestrados por supuestos terroristas, son desviados de sus recorridos originales y estrellados sobre las mismas. Quienes realmente piloteaban y quien realmente ordenaron la operación, serán eternos secreto, más allá de la historia oficial que ya les asignó nombres, y en algunos casos asesinó. Casi como JFK. 




Tenía una reunión de negocios en un banco. Nos recibió, en un Hall presidido con una imponente bandera estadounidense que con sus decenas de metros nos llamaba la atención desde una pared, un ejecutivo del banco, quien nos acompañó hasta las oficinas donde la reunión sería llevada a cabo. Café de por medio, previamente nos contó que este edificio había sido recontruído casi por completo luego del 11 de septiembre de 2001. Claro, el inmenso vacío que observábamos detrás de la soberbia bandera, no era otra cosa que el World Trade Center, o lo que de él quedó.

Luego de la informal reunión que imaginábamos casi solemne, fuimos a ver las contiguas ruinas del WTC. Nada. Un gigantesco agujero de un par de manzanas de extensión, un mural detallando el proyecto de reconstrucción, una decena de turistas como nosotros mirando la nada y miles de neoyorkinos que pasaban sin prestar la más mínima atención.

Nos dirigimos hacia la zona llamada Midtown, donde estaba nuestro hotel, por una de las espaciosas avenidas que recorren Manhattan longitudinalmente, no recuerdo cual era pero por la manera en que se dirigía el tráfico (desde el Central Park) podría haber sido la 5ta. De pronto, el inconfundible ruido de sirenas hizo que desviáramos nuestra atención y viésemos pasar como una exhalación a nuestra izquierda a una autobomba. Los famosos bomberos de Nueva York. Detrás del camión, asomaba una bandera cuya inscripción e imágenes no recuerdo con precisión, pero recordaba la heróica actuación de los bomberos durante el 11 de septiembre de 2001. Y a partir de allí comencé a notar que en los negocios de regalos para turistas, los habituales recuerdos con inscripciones de la policía de Nueva York (no me imagino lo mismo en Buenos Aires) compartían ahora cartel con aquellos objetos haciendo referencia a los bomberos. El NYPD junto al FDNY. Y al poco tiempo después ví la progaganda de una película protagonizada por Nicolás Cage -en el papel de bombero- haciendo referencia a este hecho. Comienza a aparecer el mito del bombero neoyorkino en nuestras globalizadas mentes.
New York en blanco & negro

Y pensé. No demasiado porque al gustarme la historia los pensamientos no fueron fruto de largas elucubraciones, sino que me asaltaron.
¿Son más valientes, gloriosos o sacrificados estos bomberos neoyorkinos, a los cuales se les derrumbaron 2 edificios luego de un ataque sin armas, que los bomberos de Dresden, Hamburgo, Colonia, Londres, ¡Berlín, Hiroshima, Nagasaki!, cuyas ciudades fueron devastadas sistemáticamente, con las armas más letales conocidas en el momento, en algunos casos casi sin defensa y sin medios para responder a la emergencia, no ya al ataque en sí?

¿o será que las víctimas son más humanas?

Razonemos junto a ellos: la CNN, durante la semana de agosto del 2005, aniversario número 60 de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, preguntaba a sus televidentes si las bombas atómicas arrojadas por los Estados Unidos sobre estas dos indefensas ciudades japonesas, ¡salvaron a los JAPONESES de sufrir más víctimas durante la guerra!. El tradicional argumento que las mismas salvaron a las tropas de EE.UU. de sufrir más víctimas, ahora era reconvertido.

Pareciera que sus víctimas son más humanas. También para algunos otros gobernantes, como el pusilánime ex-presidente argentino De La Rúa, quien durante su mandato -antes que huyera- armó una ceremonia religiosa ecuménica a los fines de homenaje a las víctimas del 11 de septiembre.
Desde tren en Long Island. No todos pensaban lo mismo como podemos ver.
Pareciera que son más humanas. Porque para el estadounidense medio es más fácil ubicar en un mapa a New York que a Dresden o Berlín -en el caso que entienda que se trata de ciudades-.

Pareciera que son más humanas. Aunque sean mexicanos ilegales, ciudadanos post-mortem; o afroamericanos ahora casi personas luego de sus muertes.

Pareciera que son más humanas. Sabían que es un “home-run” y el “football” se juega con las manos.

Pareciera que son más humanas. Aunque a pocos de ellos, les importaban las torres, edificios, chozas, tiendas, simples, gemelas o mellizas que sus aviones destruyen cotidianamente.

Que dificil sentir lástima por las víctimas de WTC. Y por sus bomberos.

martes, 19 de abril de 2011

Toquinho viejo y peludo!

Hotel Sheraton Mofarrej -
San Pablo, Brasil
El Congreso al cual asistíamos tocaba a su fin. Casi por casualidad, descubrimos un volante que nos invitaba a una fiesta de cierre en un hotel céntrico de San Pablo, donde anunciaban la presencia de Toquinho. Las caras de sorpresa aparecieron. No era un Congreso con una cantidad de asistentes que ameritara tan digna presencia. Quizás se tratara de otro Toquino, alguno por allí decía que cantaría Toninho Cerezo... Nos fuimos a cambiar a nuestro hermoso Hotel Sheraton Mofarrej y luego nos dirigimos con mucha expectativa al Hotel donde se desarrollaría el evento de cierre.

Pequeña sala, mucha expectativa. Escenario, equipos, músicos. De repente, guitarra en mano, aparece...sí, el legendario Toquinho. "¡Es Toquinho, es él", me decía mi amigo y colega Luis. Era Toquinho nomás. Brindó un corto show excelente, con mucho profesionalismo, lo saludamos y nos dejó.

Pequeñas anécdotas que uno va recogiendo como trotamundos que considera que es.

Antonio Pecci Filho "Toquinho"

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